Mala memoria / Pandemias

Siempre recuerdo (lo conocí por primera vez leyendo un artículo de Omar Rosas sobre Walter Benjamin), el extraordinario poema de Hans Magnus Enzensberger, Mala memoria; además de esta pieza, me interesó profundamente lo que he conocido, todavía muy poco, de su obra. Creo que en ese poema se sintetiza lo que me obsesiona en relación con la historia y la política.

En nuestros debates, compañeros,
tengo a veces la sensación
de que hemos olvidado algo.
No es el enemigo.
No es la línea de conducta.
No es el objetivo final.
No figura en el «Curso breve».

Si no lo hubiéramos sabido nunca
no habría lucha.
No me preguntéis qué es.
No sé cómo se llama.
Lo único que sé
es que hemos olvidado
lo más importante

El pasado; el pasado siempre.

Cumplimos un año de aislamiento por la pandemia del Covid-19, y seguimos de largo.

Y, por todas partes, la misma retórica. No ha cambiado. Lo que hoy sabemos respecto al cuidado personal y colectivo no ha cambiado en lo esencial. Sin embargo, de la misma lógica se han derivado diferentes medias, para abrir o para cerrar posibilidades de desplazamiento, de trabajo o estudio, sin ninguna coherencia.

Es evidente su carácter bélico y punitivo. Es evidente la inconsistencia de las medidas gubernamentales en lo que se refiere a la justicia y la equidad, pero es también evidente su coherente servidumbre a un modelo político que busca beneficiar de cualquier manera y, al costo que sea, a los ricos y detentadores del poder. Es evidente que el estallido social que se vive hoy debe mucho al desespero de las poblaciones sometidas a este régimen criminal durante tantos meses.

Propongo algunas imágenes. De la actualidad, los medios de comunicación y las redes sociales están ampliamente cargados y no hace falta reproducirlas aquí. Más bien, presentaré dos documentos del año pasado, que tuve reservados desde inicios de la cuarentena, esperando un momento que nunca llegó por una serie de circunstancias diversas que fueron aplazando su aparición. Me interesa mucho la noción de crítica como un tomar distancia para observar mejor. La cercanía no garantiza la calidad de la percepción; es necesario reconocer el horizonte, los entornos, las relaciones. Hay quien dice, por ejemplo, que para Benjamin el papel del historiador es predecir el presente. En efecto, no por estar aquí y ahora comprendemos los hechos que están trascurriendo; es necesario entonces, este distanciamiento, como el dibujante que da un paso atrás y entrecierra los ojos para ver mejor, para saber mejor qué es lo que está haciendo. En el Libro de los pasajes, Benjamin advierte:

«En los terrenos que nos ocupan, solo hay conocimiento a modo de relámpago. El texto es el largo trueno que después retumba»

Por eso, vale la pena volver atrás y mirar nuevamente algunas de nuestras imágenes del inicio de pandemia; evocar nuevamente esos sentimientos e impresiones.

De un lado, propondré los dos textos anunciados, realizados por José Gabriel Cruz y Bruno Tackels. Verán los lectores que resultan -como todo texto lúcidamente escrito- premonitorios y, por lo tanto, su lectura es altamente pertinente hoy.

De otro lado, propondré algunos textos escritos por mí y presentados en distintos foros de la Universidad Nacional, de Bogotá en las semanas recientes. Con este acto, de cierta manera renuncio a intentar comunicarme por medios internos de la Universidad, que no son foros de debate, sino una verdadera afrenta para el espíritu universitario.

No tocaré temas sobre los cuales no tengo una experticia manifiesta. Así que me limitaré al espacio que he estudiado hasta la obsesión: la universidad como institución pedagógica y en especial, ésta donde trabajo, la Universidad Nacional de Colombia. No oculto el sentimiento de vergüenza que me agobia cada vez que hablo de esta institución a la que ingresé como estudiante hace más de cuarenta años, como profesor de planta hace más de veinticinco y de la que me pensionaré lo más pronto posible para, espero, no volver a tener una vinculación estable con ninguna institución académica (del sistema académico, quiero decir), para no volver a sentir ese sentimiento que, paradójicamente, logré descubrirlo gracias a ella misma y que inevitablemente acompaña al reconocimiento de la profunda decadencia de una institución cuyos inicios revolucionarios anunciaron la modernidad para, una vez instalada en el poder, convertirse en su aliada, las más de las veces ingenua, casi siempre oculta.

Si me permiten una imagen que sintetice ese sentimiento, propongo a mis pacientes lectores esta, en dos versiones: mientras pensaba este texto, una muy querida amiga, egresada de esta Universidad me envía este mensaje:

“¿Te puedes creer que los estudiantes de la militar… ¡LA MILITAR! Están teniendo espacios de discusión, asambleas y todo tipo de oportunidades para participar de la situación y la Nacional sigue como si nada?

Si, claro la Universidad Nacional sacó un comunicado. Muy sensible, pero igual de anodino e intrascendente que todos los que la caracterizan desde las últimas dos décadas. La Universidad de la Nación no ha tenido nada que decir, anunciar, aconsejar, explicar a la población encerrada arbitrariamente desde hace más de un año, para siquiera entender las causas, la profunda extensión ni -mucho menos- las posibles salidas del estado de locura colectiva y de catástrofe social que se ha generado por las políticas de pandemia. Y mucho menos ha hecho el menor intento de reconocer que mucha parte de su estudiantado está en las calles corriendo toda clase de riesgos (de los cuales el de contagiarse de Covid es probablemente el menor) porque su universidad no les ha dado en el último año y medio un solo espacio de deliberación y encuentro.

Y, para completar la imagen, apenas el presidente Duque expuso la carta tramposa de “dialogar”, que ya esgrimió en otro momento de crisis y protesta social, su rectora fue de las primeras “personalidades” que no representan a nadie distinto que al gobierno mismo, en aparecer en esa farsa, sabiendo que no tiene al respecto ningún encargo de su comunidad, ni ninguna legitimidad, después de haber sido impuesto su nombramiento luego de una consulta interna que dio como ganador al voto en blanco…

En fin, vamos con los documentos.