El largo instante de la percepción. Los años setenta y el crepúsculo del arte en Colombia originalmente se escribió como tesis para el programa de Maestría en Historia y Teoría del Arte y la Arquitectura de la Universidad Nacional de Colombia.
Inició con el interés de trazar un panorama del arte en la década de los setenta, período poco analizado pero esencial para la comprensión de las tendencias artísticas a finales del siglo XX. El tema de la investigación se constituyó en el análisis problemático de un período que se inicia en 1968, año de realización de Políptico de Luis Caballero, y que culmina en 1980, año de realización de Grano de Miguel Ángel Rojas.
El trabajo se divide en cuatro partes: la primera traza un panorama general de los años setenta, período que se destacó por la variedad y por la cantidad de tendencias simultáneas que señalaron el cambio general en la cultura artística colombiana.
En la segunda parte se construye un marco teórico para abordar la problemática del arte, atendiendo a los detalles de dicho cambio sin perder de vista la totalidad; aquí se desarrolla la teoría de «la muerte del arte» (llamada por G. Vattimo «el crepúsculo del arte»), que se refiere a ese deslizarse hacia otros ámbitos, caracterizado por una pérdida de énfasis que, en su aspecto progresivo, remite a la divisa vanguardista de reintegrar el arte a la vida, y, en su aspecto regresivo, a la pérdida de sustancia característica de una época en la que la experiencia del mundo se reduce a una serie de reflejos. Así, entre estos dos polos de tensión se desarrollaron las prácticas artísticas de la década que, de hecho, se identificó por marcar un tono revolucionario en sus comienzos y un reflujo conservador en su final.
La tercera parte presenta los ensayos centrales, donde aspectos específicos de la obra de Luis Caballero, Santiago Cárdenas, Beatriz González y Miguel Ángel Rojas se relacionan con ámbitos de la mirada que definen problemáticas muy importantes -y no siempre evidentes- en los análisis del arte contemporáneo, y se encuentra que la gran problemática que subyace estas manifestaciones es el tiempo: el histórico y el de la percepción actual y consciente de la obra. De ahí surge el título del trabajo, que es, justamente, el tema de la cuarta parte, la cual recoge los elementos comunes a las vivencias que propinen al público estas obras y estos artistas y los articula en una teoría, según la cual la misión específica de la obra de arte es la de generar actos de conciencia que permitan recuperar la experiencia perdida, tanto en su dimensión individual como en su dimensión colectiva.
El libro puede ser consultado en:
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